(Lea Lucas 19:1-10)
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Cuando Jesús pasaba por la ciudad de Jericó, Zaqueo, un rico recaudador de impuestos, trató de verle, pero como era muy pequeño de estatura, no lo consiguió. Entonces corrió y se subió a un árbol. Cuando Jesús llegó a ese lugar, levantó la vista y le dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (Lucas 19:5-6).
Zaqueo era generoso y
siempre estaba dispuesto a reparar sus errores respecto a los demás, pero
nada de esto podía salvarlo.