miércoles, 25 de septiembre de 2013

Cuidemos a nuestros hijos

Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos. Efesios 5:3
Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras… las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa. Deuteronomio 6:5-7



Cuidemos a nuestros hijos

¿Qué diríamos de los padres que no controlasen la alimentación de sus hijos y les dejasen consumir alimentos descompuestos o contaminados? Sin duda pensaríamos que son unos irresponsables; que ponen en peligro la salud de aquellos a quienes tienen la obligación de proteger.


Lo mismo sucede en el ámbito espiritual. Padres cristianos, seamos conscientes de los peligros que amenazan a nuestras familias, hagamos todo lo posible para protegerlas. Vivimos en un entorno cada vez más permisivo, en el cual palabras como «moral» y «pecado» están pasadas de moda, donde las referencias morales, sacadas de la Biblia, son consideradas obsoletas.



Los formidables medios de comunicación actuales transmiten todo tipo de contenidos, tanto los mejores como los peores. Gran número de emisiones televisivas o de Internet son malsanas y peligrosas para nuestra salud espiritual. Si no tenemos cuidado con ello, corremos el riesgo, y aún más nuestros hijos, de banalizar las cosas que la Palabra de Dios condena firmemente, como la inmoralidad o la violencia.
 
Pensemos en el impacto de esas imágenes, fotos o textos sucios que se imprimen en la mente de nuestros hijos y confunden su conciencia. Pidamos a Dios la vigilancia y la firmeza necesarias.
 
Propongamos a nuestros hijos actividades sanas y útiles, con el gozo y el deseo de agradar al Señor.





FUENTE © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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