¡Ser hombres!
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños
en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. 1 Corintios 14:20
Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios16:13
Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios16:13
«¡Sea hombre!», dicen a veces los adultos a un adolescente, es decir, haga
como nosotros, siga nuestras pisadas. ¡Déjese llevar por las mismas tendencias!
Malamente dicen: ¡Si uno no bebe alcohol, no es un hombre, si no tiene libertad
sexual, no es un hombre!
Y, para mostrarse hombre, uno hace callar la
conciencia, sus propias convicciones, si las tiene, y se deja llevar por sus
impulsos… así pierde su alma e influencia a otras personas a seguir la misma
dirección. ¡Ah, esos hombres «valientes», incapaces de resistir ante una
sonrisa burlona! ¡Esos hombres «fuertes», que ceden ante cualquier tentación!
¡Esos hombres «libres», esclavos de sus intereses, de sus pasiones, de la
opinión de los demás!
En cambio, la Palabra de Dios nos dice algo totalmente diferente: “Portaos
varonilmente” (1 Corintios 16:13),
pero como hombres que saben permanecer
puros, sobrios, que respetan a los demás, se respetan a sí mismos y resisten al
mal. Como hombres dignos que se enfrentan a las burlas para obedecer al Señor
Jesucristo, y de este modo se atreven a desafiar la opinión de los demás.
Estos son los hombres a quienes forma la Biblia, cuando la creen y la obedecen,
pues hay dos maneras de «ser hombres»: vivir en el mundo según nuestra
naturaleza llevada por nuestra propia voluntad, por nuestras codicias, o vivir
según la nueva vida que Dios nos dio mediante la fe en Cristo, quien nos amó
(Efesios 5:2) e hizo de nosotros hijos de Dios, hombres según Dios.
FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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