En lo que se refiere a lograr por
nosotros mismos la salud espiritual, no hay probabilidades. Es como que se nos
dijera que saltáramos sobre la luna con garrocha. No tenemos lo que se necesita
para sanarnos. Nuestra única esperanza es que Dios haga por nosotros lo que
hizo por aquel hombre en Betesda: Que salga del templo y entre en nuestra celda
de dolor y desamparo.
Lo cual
es exactamente lo que ha hecho...
Tomémosle la palabra a Jesús…
Cuando
dice que somos perdonados, descarguemos nuestra culpa.
Cuando
dice que valemos, creámosle.
Cuando
dice que nos da lo que necesitamos, dejemos de preocuparnos.
Los
esfuerzos de Dios son más fuertes cuando nuestros esfuerzos son inútiles.
Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37
Tomado del Libro
Gracia Para Todo Momento
Autor: Max Lucado
Editor Agenda de
Dios: Olman Rímola