miércoles, 5 de junio de 2013

¿Lo dejaron entrar?

(Jesús dijo:) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20

¿Lo dejaron entrar?

Un grupo visitaba el Keble College en Oxford, Inglaterra. Cuando los visitantes llegaron al célebre cuadro de William Holman Hunt (1827-1910), titulado «La luz del mundo», en el que el artista representó a Cristo llamando a la puerta de nuestra vida, varias personas expresaron su admiración: uno resaltó la calidad de los colores, otro la expresión del rostro, otro hizo notar que la puerta no tenía manija (o picaporte).
Sólo un niño hizo la pregunta principal: 
–Papá, ¿lo dejaron entrar?
 
Esta es la pregunta que Dios hace a cada uno de nosotros. Es una pregunta crucial que decide nuestro futuro eterno. Dios nos reveló su amor en Jesús, a nosotros, quienes tan a menudo estamos encarcelados por el miedo o la amargura, cautivos por malas tendencias. 

Jesús nos ama y nos llama, pero al igual que en el cuadro de Hunt, la manija está por dentro. Jesús no fuerza la puerta, ¡somos nosotros quienes debemos invitarle a entrar! Depositemos nuestra confianza en él, pues es el Hijo de Dios.
 
El llamado de Jesús compromete nuestro futuro eterno, pero también quiere ser la fuente de nuestra vida, la razón de nuestras decisiones, de nuestras acciones… Abrirle la puerta significa creer que Jesús quiere hablar conmigo; es aceptar que lo necesito, que necesito conocer su presencia, su amor y lo que hizo por mí.
 
Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (Juan 14:23).

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