¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?
Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. Filipenses 4:5
Evangelizar a su vecino
Fritz,
un agricultor cristiano, fue muy temprano a su campo y se llevó una sorpresa cuando vio a su vecino robándole parte de su cosecha.
Ese vecino tenía fama de ser una persona deshonesta y violenta.
Ese vecino tenía fama de ser una persona deshonesta y violenta.
Fritz decidió no defender su bien y dejar este problema en las manos de Dios.
Regresó a su casa orando por su vecino y pidió a Dios que lo librara de todo pensamiento de venganza.
Poco tiempo después, un amigo que había tenido una muy buena cosecha tuvo la idea de llevar al granero de Fritz el doble de lo que éste había perdido, y todo gratuitamente.
Algunas semanas más tarde tuvieron lugar unas reuniones de evangelización en el pueblo, y para gran sorpresa de todos, aquel vecino, invitado por Fritz, fue a una de ellas.
Esa noche el predicador habló de Jacob, el ladrón y engañador que Dios trataba de llevar al arrepentimiento. De repente el orador, guiado por el Espíritu de Dios, exclamó:
–¡Hay un Jacob en la sala! Jacob, ¿dónde estás?
Aquel vecino se levantó bruscamente y respondió:
–¡Aquí estoy! ¡Se llamaba Jacob!
Conmocionado y convencido de su pecado ante Dios, depositó su confianza en Jesús su Salvador y pasó a ser realmente un hombre nuevo, para gran alegría de Fritz.
“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres… No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:17 y 21).
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